sábado, 29 de noviembre de 2008

nuevo periodismo

  • El periodismo literario (o la novela de no ficción)

    “ Va asté a creerme un igualado, Señor Amo, porque mis torpes palabras como que train todavía puesto el sombrero ante su presencia, ansina de bruto es este probe indio”
    Cantinflas


    Esta corriente bautizada por unos como “nuevo periodismo”, llamada por otros “para - periodismo” o, por los más, “periodismo literario”, se ha venido gestando a lo largo del siglo pasado, ahora cada vez más marcada la tendencia ante la necesidad de ofrecer mayor calidad y variantes frente a la diversidad cultural de medios.

    Lo que sí es evidente es que la conjunción del lenguaje periodístico, literario y científico, cada vez se estrecha más, porque el buen periodista y el buen periódico tiende a recurrir a tales recursos para ofrecer un trabajo de excelente calidad. Pruebas de ello han sido desde Gabriel García Márquez, Omar Rincón y Javier Marías, hasta, y un creciente número de periodistas, escritores, investigadores que nos han ofrecido trabajos maravillosos. Ese es el futuro inmediato del periodismo, el que deberíamos exigir, el que deberíamos hacer y el que deberían enseñarnos las escuelas superiores.

    El periodismo escrito está en crisis de legitimidad y credibilidad al igual que la televisión. Y muchas veces ha surgido la pregunta de si es necesario que los periodistas tengan una formación universitaria. Pero contrariamente se lee a esos medios que viven del escándalo del espectáculo y, sobretodo, en la misma política. Entonces parece contradecirse la necesidad de la profesionalización del periodista, en medio de un canibalismo en el que poco importa el título frente a la palabra fácil, al adjetivo ramplón (grosero) o la “mermelada” por los “servicios prestado”. Entonces, ¿por qué las entidades educativas universitarias insisten en la enseñanza de esta carrera?

    La respuesta no es sencilla. Debe nacer de criterios de la propia educación universitaria y de los estudiantes, de la consideración científica de nuestra profesión y de las características de su ejercicio.

    Por lo mencionado este ensayo trata temas como el conocimiento de la técnica, El compromiso ético, Informar en medio del conflicto, Crónica roja: espectáculo y negocio, Crónica roja. Los mismo que giran en los pensamientos de Omar Rincón, Gabriel García Márquez, Javier Marías y Tómas Eloy Martinez.

    Partamos de un criterio elemental: Cualquiera puede ser periodista, sin ninguna duda. Desde el corresponsal escolar, hasta el jefe de una oficina de relaciones públicas de alguna entidad pública, o el sobrino del director, el que no tenía trabajo o el abogado que escribe "bonito" o un relator de fútbol que opina sobre la política y el mismo que es considerado como un analista de coyuntura.

    Pero, ¿qué es lo que debe diferenciar al periodista egresado de una universidad de un periodista empírico? Dos aspectos importantísimos que están lejos de quienes de pura casualidad terminaron quitándonos algunos puestos de trabajo: el conocimiento de la técnica y el compromiso ético con nuestra profesión. Además de contar con una marcada diferencia al momento de realizar una critica, es decir el periodista egresado tiene la capasidad de fundamentar lo que dice y a lo que hace mención. En cambio el empírico como un buen comentarista de fútbol, solo emite opiniones.

    El conocimiento de la técnica

    ¿Cómo empiezan a hacer de periodistas quienes no han estudiado nuestra carrera? Viendo, copiando, por prueba y error, como sea, sin saber qué género o especie escribir, confundiendo la opinión con la información, por último confundiendo al público, malacostumbrando a la gente, haciendo creer que el papel soporta cualquier cosa. Así las cosas, resulta imposible mejorar.

    El compromiso ético

    El lenguaje del periodismo futuro no es una simple cuestión de oficio u un oficio estético sino es ante todo “una solución ética. Según esa ética, el periodista no es un agente pasivo que observa la realidad y la comunica; no es una mera polea de transmisión entre las fuentes y el lector sino, ante todo, una voz a través de la cual se puede pensar la realidad, reconocer las emociones y las tensiones secretas de la realidad, entender el por qué y el para qué y el cómo de las cosas con el deslumbramiento de quien está viendo por primera vez” (MARTINEZ 1997: s/p).

    Si sólo nos quedáramos con la técnica, seríamos como aquellos “monstruos” que manejan extraordinariamente algo pero que no saben aplicarlo dentro de una circunstancia particular y están a la espera de la directiva, de la indicación del jefe para hacer uso de sus profundos conocimientos en la materia. Es decir, si sólo se enseñara la técnica no desarrollaríamos la creatividad, el ingenio, el talento.

    Entonces surgen palabras como “formación”, “integridad”, “humanismo”, “compromiso social” y “responsabilidad”, y como cuando en un cuarto oscuro se abren las cortinas, la concepción de nuestra profesión se visualiza con toda claridad y en su real dimensión. Para ello, están todos los cursos que acompañan al estudiante en su formación deontológica y humanista, logrando que el futuro periodista no sea un copiador o repetidor como el empírico, sino desarrolle su capacidad creativa, entienda los procesos político - sociales, analice el contexto en el que se desarrolla, los antecedentes históricos y las proyecciones para el futuro.

    Informar en medio del conflicto

    “El periodista tiene tres lealtades: le lector al que debe conocer porque es su objetivo; los hechos de la vida, que exigen una búsqueda de buena fe, y su propia conciencia, que le impone la nobleza de su papel testimonial” (MARTINÉZ s/f). Ahora bien, no lo olvidemos, el periodismo se divide en dos grandes ramas: informativa y de opinión; de la primera hay géneros que no admiten tantas licencias: por ejemplo la columna y el editorial.

    ¿Y la literatura? Esta es la más grande forma acabada de expresión, y simplemente echará mano de todo aquello que le sirva para sus propósitos. Incluso, recreando la realidad.
    Norman Simms apunta en uno de los párrafos del prólogo de su libro Periodistas Literarios que:

    “...al contrario de los novelistas, los periodistas literarios deben ser exactos. A los personajes del periodismo literario se les debe dar vida en el papel, exactamente como en la novela, pero sus sensaciones y momentos dramáticos tienen un poder especial porque sabemos que sus historias son verdaderas. La calidad literaria de estas obras proviene del choque de dos mundos, de una confrontación con los símbolos con otra cultura real. Las fuerzas esenciales del periodismo literario residen en la inmersión, la voz, la exactitud y el simbolismo.” (SIMMS s/f).


    El nuevo periodismo se basa en lo que menciona Martinez de que “el periodismo es duda, busca la verificación de los datos, es la interrogación constante. Allí donde los documentos parecen instalar una certeza, el periodismo instala siempre una pregunta. Preguntar, indagar, conocer, dudar confirmar cien veces antes de informar: esos son los verbos capitales de la profesión más arriesgada y más apasionante del mundo”(1997:s/p).

    Estas preguntas aparente mente sin sentido. Pero este tipo de periodismo recupera a los personajes dándole un sentido humano, por ende recupera a la cultura popular.

    En sí, cabe rescatar tres factores de importancia para un periodismo nuevo el primero (territorio comanche) de Pérez Reverte que enseña el proceso de inmersión en el conflicto, esto supone que en el proceso de inmersión, el periodista tiene que ser capaz de conocer un cúmulo de cosas, vivirlas, sentirlas, detallarlas, para escribir de ellas, así sólo sea un pequeño párrafo. Cada línea tiene que dar la sensación inequívoca de conocimiento del tema y cada palabra, signo de puntuación, diálogo y párrafo, debe estar matizado con gran estilo y pulcritud. Y un claro ejemplo de ello es Territorio Comanche.

    Truman Capote mencionaba que el periodista no escatima en tiempo. Gasta el que sea necesario para que el proceso de inmersión sea un éxito, como la investigación que duro cinco años del asesinato de toda una familia, que al final derivo la novela más leída “A sangre fría”.

    Él periodista sabe que de ese proceso depende en gran medida la aceptación de sus escritos. Así como un reportaje literario, derivado de una noticia o hecho sucedido, puede documentarse, preparase y redactarse en tres semanas, también existen aquellas historias de las que casi todo el mundo sabe que existen, pero de las que nadie habla, porque se conocen muy poco. Muchas de ellas son del diario vivir. De oficios, profesiones, luchas, heroísmo, hazañas, sufrimiento, triunfos , conflictos sociales, en fin, hay tantos como temas puede tener una película de ficción... pero sabiendo que esta narración es la pura realidad.

    Una historia verdadera bien contada superará con creces a un relato fantasioso de literatura pura. Es fácil contar cosas imaginarias. No lo es narrarlas en detalle, con vivacidad y colorido, pero sin perdernos jamás de la realidad. Por ello, el segundo aspecto que se debe tomar encuentra es la exactitud.

    Debemos tener en cuenta que vivimos en una sociedad en la que los estudiantes aprenden que hay dos clases de escritura: la de ficción y el periodismo, y este último está encasillado en que su prosa, por lo general es fría, insensible, opaca y nada emotiva e inmersos en la política como temática central. Simms dice asumimos que lo que leemos como ficción… necesariamente debe ser ficción.

    Pero lo que hay que resaltar es el hecho de aquello que Rincón menciona, que el periodismo literario impone el reto de que lo que se escribe al mejor estilo de novela de ficción sean hechos reales, ciertos y verificables. Tal como la noticia, pero mejor concebida, escrita, analizada e interpretada, teniendo como base fuentes reales, personas reales que han dado un testimonio real. Lo que marca la diferencia es el estilo en que el periodista literario cuenta esa historia y matiza ese diálogo.

    Un tercer factor de importancia y que se rescata de las clases de Periodismo en Situaciones de Conflicto es la Voz del Periodista por ser esta la tiene la capacidad de aquello que Mark Kramer, comentaba “la introducción de la voz personal le permite al escritor oponer un mundo a otro, jugar con la ironía que admite el “yo” que puede ser un gran don para los lectores. Porque permite la calidez, la preocupación, la compasión, la adulación, la imperfección compartida...”.

    Muchas veces el inmiscuirse dentro de una historia la hace más emotiva y refleja más conocimiento del tema por parte del autor. Lo hace ejemplificando porque forma parte de las vivencias que se narran en el trabajo periodístico.

    Algo que recomienda Rincón es la responsabilidad que debe tener el periodista con los hechos no querer que una historia sea como imaginamos, ésta deberá por obligación ser así. No olvidemos jamás el ejemplo de la periodista del Washington Post, Janet Cook, quien alentada por pistas y rumores falsos creó en su mente una historia maravillosa que, al comprobarla, resultó ser totalmente falsa. Al sentir que se le escapaba la historia de su vida, decidió asumirla como real, lo que le dejó a ella y a su periódico nefastas consecuencias.

    Nuestras historias, antes que bien contada, deben ser cierta. Debemos asumirlas con responsabilidad y jamás perder de vista que nuestro deber de periodistas para con la comunidad es el de informar en una forma clara y veraz, sin importar su estilo.

    No hay mejor oficio que el periodismo

    Un periodista ¿qué es?, si analizamos la palabra periodista (journaliste) es un analista del día, solo dispone de un día para analizar lo que ha paso. Se puede decir que un periodista es rápido, si consigue analizar en un día lo que pasa. La instantaneidad se ha convertido en el ritmo normal de la información. Un periodista ya no debería llamarse periodista hoy en día. Debería llamarse instantaneista, pero no sabemos analizar al instante. Por tanto no hay análisis, ya que no hay tiempo.

    Al final el periodista en conflicto tiende a convertirse en un simple vehículo de y transmisión que describe el suceso en el monitor. No tiene tiempo de filtrar, seleccionar, analizar, mucho menos de comparar. Por el hecho de que pierde tiempo haciéndolo, hasta entonces sus colegas le ganarían la partida, y por su puesto recibiría un reproche de sus superiores inmediatos.

    Sin embargo el periodismo actual solo se limita a responder ¿quién? ¿qué? ¿cómo? ¿dónde? ¿cuándo? Todo basado en la escuela positiva de la noticia el mismo que considera que la noticia es una narración objetiva que es la condición inseparable de la noticia el mismo que condensa la información y esta se torna repetitiva. Dejando de lado el ¿qué esta sucediendo? ¿por qué sucede? ¿para qué sucede? ¿qué consecuencias trae? ¿cómo terminará? Preguntas aparentemente insulsa e innecesarias para el periodista común, pero buscar encontrar respuestas debe ser fruto de nuestra tarea de investigación. Evitando caer en la esterilidad de los datos obtenidos. José Luis Dader propone que debería hacerse un reportajes mediante técnicas de investigación estadística y sociológica.

    La noticia dejó de ser objetiva para convertirse en algo individual como lo menciona Martinez con respecto a esto es: “las noticias mejor contadas son aquellas que revelan, a través de la experiencia de una sola persona, todo lo que falta saber” (1997:s/p).

    A esta afirmación se suma tres características del periodista según Martín Barbero:
    1.- Encontrar en el hecho, lo más importante para marrar.
    2.- Tener algo que decir.
    3.- Ganarse a la audiencia, captando las sensibilidades y las necesidades que tiene.

    Gabriel García Marquez propone una brújula moral que consiste en cuatro fases de importancia al momento de redactar una nota:
    1.- Buscar la verdad y reportarla. Los periodistas deben ser honestos, justos y valientes al recolectar, reportear e interpretar la información.
    2.- Minimizar el daño. Los periodistas éticos deben tratar a sus fuentes, sujetos y colegas como seres humanos que merecen respeto.
    3.- Actuar independientemente. Los periodistas deben estar libres de obligaciones a cualquier otro interés que no sea el derecho a saber del público.
    4.- Ser responsable. Los periodistas deben ser responsables para con sus lectores.

    Estos cuatro principios sirven como un compás moral para los periodistas, ofreciendo dirección y guía a los reporteros, editores, pero el compás moral ofrece solo un guía, no soluciona. Estos principios no se levantan solos. Ellos compiten y se contradicen entre si.
    Marías menciona que el periodismo es un campo autónomo, que tiene su propio campo teórico en el que los periodistas deben tomar decisiones al poner en la balanza sus principios y determinar sus prioridades.

    Prioridades que aveces apunta a una objetividad de la noticia en forma sesgada, inicua y superficial, pensando que se hace lo correcto.

    Crónica roja: espectáculo y negocio

    El peligro de este periodismo de fuentes oficiales es que se arraiga fácilmente en la mentalidad ciudadana, ya que se asume como un hecho no problematizable que verdad e información periodística son la misma cosa, especialmente cuando el medio goza de credibilidad.

    Al hablar de este tipo de información se ha tornado de estigmatizaciones con respecto a algunos componentes de la sociedad, con respecto a esta situación Rossana Reguillo menciona que “el tratamiento informativo que se hace de la nota roja, en particular cuando se habla de los jóvenes, está lleno de calificaciones y estigmatizaciones que fomenta y generan una opinión pública que tiende a justificar el clima de violencia policiaca y de constantes violaciones de los derechos humanos ” (1997:17).

    A esta situación Omar Rincón responde que el negocio de la información se ha convertido en uno de los arquetipos de necesidad por ello el periodismo cae en:
    1.- la historia elaborada por los medios es pobre, se inventan noticias y se traba con base a una sola fuente de información sin buscar la confrontación de ideas e interpretaciones.
    2.- En la informaciones hay ausencias de contextos informativos para la construcción de sentido social, ya proliferan datos sin confirmar.
    3.- Se informa solo a través del genero de la noticia, por lo tanto se olvida al sujeto.
    4.- Se busca el efectismo más que la reflexión, el sensacionalismo más que la comprensión de los conflictos.

    Aunque el papel de los periodistas es informar, para muchos esta función es insuficiente y prefieren adicionarle otras especialidades como mediar en conflictos, construir la paz, mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, fiscalizar al estado en fin ser la voz de los sin voz; es así que el periodismo aparece omnipotente, ya que sirve para todo.

    Entonces preguntémonos ¿qué es noticia? Los manuales de periodismo responden: noticia es aquello que rompe la cotidianidad, lo novedoso, lo que tiene impacto a la comunidad y tiene interes general. Con respecto Rincón pregunta ¿qué pasa cuando lo excepcional se vuelve cotidiano? Las respuestas varían. Pero se sabe que:
    n La noticia solo existe si una fuente lo corrobora.
    n Hay noticias según los actores del conflicto, quienes en su lucha por la visibilidad determinan qué se publica: de las invitaciones para conceder entrevistas se ha pasado de la amenaza y el chantaje.

    Gabriel García Marquez decía que las comillas son una forma de desinvolucrarse del problema y ser solo correas de transmisión del hecho, las comillas en el periodismo clásico han servido solo para mencionar las cosas textuales de la fuentes oficiales lo que no permitía el análisis del problema de fondo.

    El escritor mexicano Octavio Paz contaba alguna vez que el poeta chileno Pablo Neruda le había dicho que si quería dedicarse a la literatura tenía que convertirse en periodista o diplomático. Si bien Paz optó por la segunda opción, la mayoría de los autores eligen la primera. Las razones no resultan empero tan claras. Primero que nada se debe precisar que el periodismo al que se dedican generalmente los escritores es el de la prensa escrita, aunque a veces también participan en los medios audiovisuales. Las razones parecen obvias: la información escrita necesita profesionales que dominen la palabra y puedan expresar hechos, situaciones o ideas de forma clara. Por su parte, los literatos han visto a lo largo de la historia el periodismo como una extensión de su trabajo con el verbo.

    El nuevo periodismo propicia emociones, se plantea dudas para luego preguntar, indagar, conocer, por ende para luego confirmar la nota periodística.

    Estrategias para informar en medio de la tormenta

    En principio debe tomar en cuenta cuatro características fundamentales a la hora de redactar una noticia, primero la información como tal. El periodista. El oficio y por último el Estilo.

    La información es una actitud de vida que se renueva cada veinticuatro horas. Todo cambia nada es igual a lo que fue ayer; en cambio el periodista nunca debe esconder su situación de ser periodista, este asume su carácter específico, no es un ciudadano común como lo ha mencionado Rincón.

    El periodista trabaja con y desde la comunidad, está en conexión con la gente, su vida, su cultura, sus necesidades y expectativas. El periodista escribe, habla, narra para el público; busca contar lo que este quiere saber, llenar un vacío informativo del lector.

    Es evidente que el registro del periodismo impone formas que no condicen con ciertas normas estéticas del mundo literario. La tendencia del pasado siglo ha sido empero justamente la de un mayor reconocimiento de estos aspectos que se rechazaban como impropios del decir literario. No sólo el ritmo y las formas del habla cotidiana o regional se vuelven materia poética, sino que también se introducen estructuras de otros géneros y formas de decir el mundo. El periodismo no queda, por supuesto, ajeno a esta apropiación. Más complejo es quizá determinar qué aprende hoy el periodismo de la literatura. Para poder indagar este aspecto de manera más clara conviene repasar algunos aspectos históricos y actuales de dicha relación.
    El Oficio para recolectar una información se debe tomar en cuenta lo siguiente:
    lo que es noticia para el periodista no lo es para el medio nacional.
    A la noticia hay que buscarla o esperar hasta que suceda. Ser periodista es un asunto de perseverancia y paciencia.
    n El periodista tiene que estar estudiando todo el tiempo y conocer el territorio informativo: la zona, los conflictos que aquejan la vida diaria; leer bastante para saber que escribir y sobre que escribir, la importancia de la lectura constante radica justamente en lo mencionado.
    El estilo es lo más importante, porque justamente es la etapa en la que se expone el producto final y la calidad de dicho producto será calificado por el público lector. Rincón recomienda que buscar la sensación, trabajar sobre el dolor, encontrar la lágrima asegura que hay noticia de impacto, pero se debe evitar la atención morbosa e infame, es decir, que la noticia se vuelva un espectáculo, parece una contradicción pero la calidad de un periodista se refleja justamente en esa peculiaridad.

    En “Pedazos de eternidad”, de 1993, Arango entrevista al arqueólogo francés Thierry Legros, que dirige unas excavaciones en las que se han encontrado restos de cerámica precolombina de hace unos cinco mil años y describe las fases del trabajo, las personas que colaboran, la necesidad de subvenciones oficiales e incluso el patrocinio de Coca-Cola.
    Como muestra de periodismo literario he aquí un fragmento del reportaje de "Mompox":

    La fiesta.
    Poco después de las nueve de la noche, una luna amarilla con un velo de nubes se asoma tímidamente. Aunque en la puerta de la capilla una banda interpreta notas nostálgicas, el ambiente en el cementerio es como de fiesta.

    Los niños corren entre las tumbas y les encienden algunas velas a los muertos a quien nadie ha visitado. No hay tristeza en los rostros de la gente.

    Una hoguera dulce arde desde todos los rincones, desde las bóvedas de los pobres, desde los imponentes mausoleos familiares.

    La gente camina con placidez entre las tumbas. Se cruzan, se saludan, les rezan a los padres, a los tíos, a los compadres, a las primas hermanas de los compadres de los hermanos. Todos, en ese momento, resultan familiares.

    Frente a una lápida vieja, una señora le recuerda a otra que el que yace en la tumba fue Víctor Acuña, el orfebre famoso, primo hermano de su madre. Con gesto de dolorosa sorpresa, una joven se entera de la muerte de un conocido, ocurrida hace quince días.

    Una mujer y sus hijos adolescentes se apretujan frente a la lápida de un hombre muerto hace poco. La han llenado de flores y de velas, como si quisieran devolverle un poco de calor.

    En la parte alta de las bóvedas más antiguas, un hombre yace olvidado. Su nombre es Pío Villarreal. Vivió entre 1836 y 1932. Nadie le ha puesto una vela.

    Pero aun ese olvido causa pena, porque de alguna manera el calor de esa noche también a él lo alcanza.

    La luz amarilla que se aferra a lápidas y pieles transmite una tibia sensación de paz.
    Personas silenciosas observan absortas las llamas.

    Hay velas encendidas hasta en la bóvedas vacías. Algunos niños recorren el cementerio formando enormes bolas de esperma.

    Poco a poco, a medida que la noche es cada vez más noche, las velas y la fiesta se empiezan a apagar. Algunos se resisten a marcharse, quieren prolongar el calor de la visita un poco más.

    Pero al final sólo quedan la luna y el silencio, satisfecho de los muertos de ese pueblo que no olvida su pasado, que sagradamente regresa cada año, cada Miércoles Santo, a mantener encendida la llama de la vida en aquellos que ya duermen en la tierra, a la que siempre se sintieron aferrados, en aquellos nazarenos, angelitos y Marías de otros tiempos, que tendrán que contentarse con escuchar desde lejos los sonidos cadenciosos, enigmáticos y lentos de una larga procesión que no termina.

    Conclusiones

    Aunque se sufra “como perro”, “no hay mejor oficio” que el periodismo. “Como periodista, uno sufre o disfruta por los encabezados y el manejo que hace de las noticias; gozamos cuando hallamos una joya, pero sufrimos como perros cuando vemos la forma en que se maltrata el idioma”. Mencionaba en alguna de sus declaraciones Gabriel García Márquez.

    Todos alguna vez pasamos a ser simples atriles frente a un entrevistado, cuando tienes en mente la agenda que te encomendaron y en lo único en que piensas en cumplirlas sin tomar encuentra que la información le interesará a alguien más, por esta razón cuando uno está tan apresurado no tiene tiempo de pensar, y al día siguiente se dice: “mejor hubiera hecho esto”, pero a pesar de todos esos inconvenientes, no hay mejor oficio que el periodismo.

    En el periodismo uno debe saber que no hay tiempo para pensar mucho o perfeccionar el texto, solo te enteras cuando te hablan: oye salió esto. Y respondes lo escribí yo, pues no parece.

    Pero a todo esto los textos de Arturo Pérez Reverte o los ejemplo de Javier Marías nos dan pautas para contruir un nuevo periodismo que retorne a la sociedad en su conjunto, que el otro también se sienta representado por el periodismo.

    El sensacionalismo de cierta manera a tomado en cuenta al otro, pero con una característica reprochable al adjetivar a la cultura popular y poner en boga a los jóvenes como lo denuncia Reguillo al considerar que las noticias de hechos de violencia en contra de jóvenes se convierten en algo natural.

    Tal parece que los rumores son la noticia, que la información light parece a verse apoderado de los medios, pero a quien le interesa si shakira esta gorda, si la modelo tal se hizo una cirugía.

    Una de la carencia de los medios es la superficialidad, poca interpretación de los hechos, pero para cambiar esto es necesario hacer lo que Barbero mencionó, en las escuelas superiores se debe trabajar en la mente del estudiante para que luego tenga algo que decir pero fundamentado.

    Es justamente lo que ofrece este nuevo periodismo el retorno al sujeto, haciendo referencia a la no existencia de un receptor pasivo.

    Si se observa la relación entre periodistas y literatos, se puede constatar una interdependencia mutua, que no deja, sin embargo, de depender de las inclinaciones estéticas personales. Si la literatura introduce, como describe el investigador Félix Rebollo Sánchez, nuevas formas de escribir y decir que han ensalzado al periodismo escrito a lo que es hoy, éste le ha devuelto a la literatura sus favores. La necesidad de estar en contacto con la actualidad y con los sucesos del mundo cotidiano constituye una cantera inagotable de temas y situaciones de las cuales la narración hace uso.

    La práctica estilística que condice escribir diariamente adecuándose a la velocidad y a las limitaciones de espacio propias de un periódico obligan a adquirir destrezas lingüísticas que pueden resultar útiles para la literatura. También los géneros periodísticos, como se mencionaba antes, pueden jugar un rol en la elaboración de una novela. Para que un género periodístico se convierta, sin embargo, en un recurso estético, se requiere de una reflexión en un plano superior al de la práctica periodística.

    Mientras que el periodista adecua el material informativo que posee y decide cómo escribir en base a la novedad, el interés, y demás criterios propios de la práctica periodística, así como a la disponibilidad del espacio y la planificación de la edición, el escritor, por su parte, debe analizar por qué le puede ser útil tal forma y posee una mayor libertad en relación a la utilización de la misma pero sin antes olvidar que el periodismo es investigación.

    El periodismo clásico al responder solo a las cinco preguntas clásicas en la era de la industrialización a permitido para aquellos que carecen de tiempo contestar en lo más simple y sencillo la noticia, pero el periodismo literario al ser tan prosado en su redacción algunos escépticos mencionan que el publico lector actual carece de tiempo para leer este tipo de notas; considero en lo personal que ahí esta el desafío de este periodismo de atrapar al lector con la nota, buscar su interes en la noticia, despertar la curiosidad en él.

    Bibliografía
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    www.fnpi.org
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